El I Ching debe ser uno de los oráculos más antiguos de la historia de la Humanidad. Se encuentran registros históricos de que una versión primitiva de este oráculo se consultaba en la China del año 3.000 antes de Cristo.
Con esta técnica de adivinación se consulta a los espíritus sobre asuntos del presente y del futuro. El I Ching como tal no “predice” el futuro, sino que más bien revela al consultante lo que puede ocurrir si mantiene un determinado curso de acción del presente.
Mientras que en la antigüedad se consultaba al I Ching utilizando tallos de una flor llamada milenrama, en la actualidad se consulta por medio de 3 monedas. La cara tiene un valor de 2 y la cruz de 3. La idea es agitar y lanzar estas monedas para obtener un número entre el 6 y el 9. Cada número se utiliza para obtener un símbolo compuesto por 6 líneas llamado hexagrama.
Este hexagrama es un símbolo que guarda un significado particular y con él se puede estudiar el asunto consultado en el presente y cómo se desarrollará en el futuro si no se cambia el curso de acción. A partir de este símbolo también es posible obtener información sobre acciones alternativas que permitan obtener un resultado deseable o más provechoso.
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